GRACIAS POR LOS RECUERDOS / Capítulo Diez: Presentada al gobernador Ronald Reagan

Me presentaron lentamente a Ronald Reagan cuando era una adolescente. Las reuniones privadas eran acordadas por Bob Hope, para que yo me reuniera con Reagan en el pequeño teatro que forma parte de la Motion Picture Country Hospital (MPCH), ubicado en Calabasas, California, a 10 minutos de mi casa de
la infancia en Woodland Hills. El hospital es propiedad y está gestionado por el Gremio de Actores de Cine (SAG) (Screen Actor's Guild). Después de que mi padre sufriera un ataque de corazón mi madre cogió un trabajo y trabajó allí durante 10 años, a finales de los 60 y principios de los 70, como secretaría / contable del Director Ejecutivo Adjunto.

Estaba programada para ir andando o en bicicleta al hospital a ver algunas de las películas que proyectaban en el pequeño teatro en los terrenos del hospital. Tenía instrucciones de ver muchas películas que se utilizaban para "propósitos de programación" para inculcar ciertas actitudes o estados de ánimo favoritos dentro de mí. Entre ellas: My Fair Lady, Lo que el viento se llevó, La insumergible Molly Brown, las películas de Disney, y el Mago de Oz. A menudo durante la proyección, un hombre se ponía detrás de mí y me daba electroshocks con una pieza de un equipo electrónico. En otras ocasiones, el ir a ver una película era sólo una tapadera para reunirme en privado con Ronald Reagan. También tenía instrucciones de leer el libro, Un sueño imposible (Flowers for Algernon), que tenía por objeto codificar, nublar y hacer de tapadera a la memoria de las experiencias que sucedieron en el MPCH y en otros lugares.

Fue allí, en privado, en el MPCH, donde Ronald Reagan comenzó a familiarizarse conmigo, y con muchas de mis personalidades creadas. Me avisaban con antelación que tendría "un invitado importante" y que debía "causarle una buena impresión, para darle el tratamiento completo". El Consejo tenía grandes planes para Ronald Reagan y él se ajustaba a los requerimientos de lo que estaban buscando - a alguien que fuera flexible y pudiera ser dirigido. Lo demostró, siguiendo sus instrucciones desde el principio, incluso antes de ser elegido gobernador. Era una persona patriótica, agradable y parecía sano, bueno y sincero a los ojos del público. Era un "buen actor" y estaba dispuesto a pasar por sus aros sin dudar. Siempre le decían que estaba trabajando para el "bien de su país", y nunca parecía cuestionar nada.
Pero me estoy adelantando.

Aquella primera reunión, Reagan y yo estábamos solos en el pequeño teatro. Cuando las luces de platea se apagaban, era mi señal para empezar mi número. El "tratamiento completo" consistía en cantar y bailar para él en el pequeño escenario, terminando con un striptease. Después de mi seductor acto, iba hasta donde él estaba sentado solo y subía, desnuda, en su regazo a recitarle mi programa. Siguiendo mis programadas instrucciones, le decía que podía satisfacer todos los deseos o caprichos que pudiera imaginarse, que yo venía con instrucciones, con total seguridad, y con referencias de su amigo Bob Hope.

Parecía avergonzado, una reacción que le acompañaría durante los años de su relación conmigo, y un poco abrumado, pero su respuesta fue: "Yo estoy vendido... dile a Bob que estoy vendido"

Después de haber grabado cuidadosamente su respuesta exacta dentro de mi memoria fotográfica como se me había indicado, bajé de su regazo, recogí mi ropa del suelo del escenario y me vestí.

Tenía varias personalidades que habían sido especialmente creadas para complacer sexualmente a Ronald Reagan. Una de ellas fue creada para tener una devoción total hacia él a lo largo de los años.

Fui utilizada a gran escala alrededor de 1968. cuando tenía 17 años, por el entonces gobernador Reagan y poco después con el presidente de Estados Unidos Richard Nixon. Estos políticos importantes tenían el aval de que mi formación aseguraba el máximo nivel de seguridad. El alto nivel de control mental que poseía garantizaba que pudiera ser utilizada con estos líderes que implicaban algunos de los más altos niveles de seguridad nacional, sin ser yo consciente, por tanto, creando el más sofisticado nivel de seguridad que nuestra nación podía ofrecer. La espía ni siquiera sabía ¡que ella espiaba!

Los encuentros con Reagan se producían con frecuencia en el MPCH, pero la forma en que se organizaban era muy reservada. Las tardes o las noches del domingo, acompañaba a mi familia a la pequeña sala de cine que había en sus terrenos. Mientras estábamos esperando fuera haciendo cola me habían instruido para decir que tenía que ir al baño y en vez de eso debía ir a la entrada trasera del pequeño teatro y esperar que él apareciera. A menudo él estaba esperando en la parte trasera del teatro y yo le entregaba rápidamente el mensaje y volvía con mi familia. Otras veces, yo la esperaba en la parte posterior del teatro a oscuras. Él llegaba casi en secreto como si estuviera tratando de viajar "de incógnito". Después de conectar debía levantarme e ir al frente del teatro a reunirme con mi familia y él se sentaba en el asiento que yo había dejado vacío. Durante la película tenía que decir a mi familia que iba al baño y me tenía que estirar en la fila de asientos delanteros de Reagan. Tan pronto como estaba en posición delante de él recitaba un montón de información destinada a orientarlo. Si pasaba estas pruebas, haciendo lo que se le había dicho, entonces podría entrar en un nivel más alto de la escena política. Poco a poco se le informó de que yo era un robot que simplemente la estaba informando a él de parte de los altos mandos. Al principio se le dijo que no subestimara mi capacidad sólo porque yo era joven, que tenía años de formación de gran alcance que me hacían ser como era y que me tenía que utilizar al máximo.

Una vez fue elegido gobernador, me hicieron trabajar entre Nixon (como Presidente) y Reagan (como gobernador). Trabajaban juntos y fueron capaces de lograr un cambio de gran alcance y leyes entre los dos. Esto se intensificó cuando Reagan llegó al poder como presidente y más tarde utilizaron a Pete Wilson, de la misma manera. Muchas leyes se abrieron paso cuando Wilson consiguió la oficina de gobernador y Reagan la presidencia, tenían los canales abiertos para hacer pasar leyes, proyectos de ley y cualquier otra cosa, el Consejo lo necesitaba para su propio progreso.

Había un viejo de pelo gris, un hombre mayor de aspecto débil con un anillo con un diamante rosado que frecuentemente aparecía por la MPCH. A menudo llevaba un documento a mi madre para que lo firmara. A veces él coordinaba y me llevaba a diferentes habitaciones o casas de campo para que me encontrara con diferentes personas. Me decía que entrara dentro y esperara. A menudo, era Reagan la persona a quien debía esperar. Otras veces decía: "Espera aquí", y yo me sentaba en el vestíbulo o en la sala donde un agente del Servicio Secreto me venía a buscar para entregarme al entonces gobernador Reagan. A menudo me llevaban a una pequeña cabaña de la limpieza para tener relaciones sexuales y entregar mensajes a Reagan. Más tarde, el hombre grande con el anillo del diamante rosado venía y me llevaba de vuelta a la oficina de mi madre. Él no veía a quien yo era entregada para el encuentro. El Servicio Secreto decía que les gustaba más así porque decían que si en algún momento "lo echaban", no era tan arriesgado.

Hubo casos en que mi madre abría un cajón de archivos en su oficina, sacaba un archivo y lo ponía sobre su escritorio para que yo lo leyera y grabara. Aparecían ante mí, registros de las fechas y las veces que me había encontrado con Reagan o de otros a la MPCH. En otras ocasiones, veía documentos llenos de instrucciones de cosas que decir, incluyendo frases específicas, a determinadas personas o listas de columnas de cuatro cifras que me habían dado instrucciones de codificar y descifrar.

En algunas reuniones Reagan practicaba un discurso ante mí en el teatro. Yo se lo devolvía al Consejo y ellos corregían una o dos líneas, dando el texto exacto que debía utilizar, y yo entregaba el mensaje a Reagan de nuevo y él modificaba su discurso y lo entregaba para que lo dictaran.

Otras veces me ordenaban ir con mi bicicleta a la MPCH o acompañar a mi madre al trabajo cuando tenía trabajo extra para hacer y yo decía que salía fuera. Ella no me preguntaba nunca. Luego cuando empecé a conducir a los 16 años, me encargaron que informara a la oficina de la madre y les pidiera dinero o permiso para hacer algo, después me iba al teatro para que no sospechara nada si después alguien le decía que me había visto. El hombre del teatro que me dejaba entrar en las horas de trabajo 'parecía' que fuera el portero, pero creo que formaba parte. A veces, un grupo de hombres se reunían en una mesa redonda mientras yo estaba sentada a un lado "aparcada" mientras discutían qué hacer conmigo después o bien argumentaban sobre lo que me 'esperaba'. Un hombre puso fin a la discusión diciendo, "esto es lo que ha ordenado el jefe". El jefe era Bob Hope. Estos hombres parecían saberlo todo sobre mí. Pero a Bob no le gustaba encontrarse o tener sexo conmigo en el MPCH porque decía: "Francamente, la gente de allí son demasiado viejos". Parecía deprimirle pensar en la vejez.


LAS NIÑAS DEL MILLÓN DE DÓLARES

Escuché conversaciones en las que al Presidente de los Estados Unidos y a otros importantes políticos se les ofrecían los servicios de "acompañantes", - la última tecnología en robots humanos de la CIA - sexo programado y esclavos espías. Se les animaba a utilizar a estas acompañantes para satisfacer sus necesidades sexuales y emocionales, en lugar de exponerse con personas externas, ya que estas escoltas les garantizaban seguridad - habían tenido que pasar muchas pruebas para asegurar la seguridad, eran capaces de proporcionar confidencialidad garantizada y estaban fuera de peligro en cuanto a enfermedades venéreas.

Los presidentes y otros eran muy desanimados por la CIA ante posibles indiscreciones sexuales por miedo a la exposición pública. Este miedo a las consecuencias de la búsqueda "externa" de satisfacción sexual, el miedo a la publicidad adversa o a las enfermedades y otros riesgos de seguridad, había creado una gran demanda en el uso de esta última tecnología humana.

Como supe más tarde, las esclavas sexuales beta entrenadas en el Proyecto Monarca eran llamadas "las niñas del millón de dólares" refiriéndose a la gran cantidad de dinero que cada esclava aportaba desde una edad muy temprana. En los años 60 los servicios de una esclava sexual tipo modelo presidencial del Proyecto Monarca costaban alrededor de 1.200 dólares por noche. Henry me llamaba su "máquina del millón de dólares".
Mi padre y sus controladores habían hecho los deberes, asegurándose de que tuviera el Trastorno de Personalidad Múltiple, certificando un sometimiento total y completo a un control mental y lista para ser utilizada por ciertos individuos en altos cargos políticos y gente del espectáculo con posición, mientras era casi adolescente.

Pero de lo que muchos funcionarios de la CIA podían o no haber sido conscientes era de que un poderoso grupo de hombres, a quien yo llamo "El Consejo", dirigían en secreto al gobierno. También tenían acceso a las "acompañantes con control mental" y las programaban para influir subversivamente a altos funcionarios del gobierno en beneficio del Consejo. La última tecnología humana de la CIA estaba siendo utilizada en contra de nuestro propio gobierno.

"Cada uno de nosotros algún día será juzgado por nuestro nivel de vida...
No por nuestra calidad de vida, por nuestra medida de dar...
No por nuestra medida de la riqueza, por nuestra simple bondad...
No por nuestra grandeza aparente". - William Arthur Ward






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